A medida que las personas descubren los beneficios de la meditación aumenta su popularidad.
La meditación es un proceso habitual de entrenar la mente para enfocar y redirigir los pensamientos.
Se puede utilizar para aumentar la conciencia de sí mismo y sus alrededores. Muchas personas piensan en ello como una forma de reducir el estrés y desarrollar la concentración.
La gente también usa la práctica para desarrollar otros hábitos y sentimientos beneficiosos, tales como un estado de ánimo y perspectiva positiva, autodisciplina, patrones de sueño saludables e incluso una mayor tolerancia al dolor.
Es un momento donde te conectás con tu interior, pero a la vez, te desconectas de tu exterior, inspeccionando y conociéndote.
Es importante puntualizar que la práctica de la meditación no tiene por qué estar ligada a ninguna doctrina religiosa.
De hecho, existe una gran cantidad de meditadores a lo ancho y largo del planeta que se benefician enormemente de su práctica y no pertenecen a ninguna religión.
Principales Beneficios de la Meditación:
- Reduce el dolor y protege el sistema inmunológico
- Calma tu mente y te permite dormir mejor
- Reduce los sentimientos de depresión, ansiedad, enojo y confusión
- Aumenta el flujo sanguíneo y diminuye el ritmo cardiaco
- Proporciona sensación de calma, paz, bienestar y equilibrio
- Ayuda a prevenir enfermedades, ya que oxigena las células de nuestro cuerpo
- Ayuda a controlar los pensamientos, fomentando pensamientos positivos
- Incrementa la energía y desarrolla tu creatividad
- Reduce el estrés y la cantidad de pensamientos innecesarios
- Permite mayor concentración y enfoque
- Aumenta tu paciencia y comenzás a experimentar acciones positivas en tu vida.
Para empezar:
- Buscá un lugar tranquilo donde nadie te interrumpa y apaga tu celular.
- Sentate de forma cómoda, con las piernas cruzadas y colocá un almohadón o unas mantas de forma que tus rodillas queden por debajo de las caderas.
- Mantené la espalda derecha, buen erguida, y el pecho abierto para que fluya correctamente la respiración. Apoyá el dorso de las manos sobre las piernas.
- Cerrá los ojos y llevá la atención a la respiración, sentí cómo el aire entra y sale por la nariz.
- Cuando llegue un pensamiento a tu cabeza, no te detengas en él, dejalo pasar como si lo llevara el viento y volvé a concentrarte en tu respiración.
- Mantené este ejercicio durante unos minutos, o hasta que sientas que te tenés ganas de parar.
- Repetilo siempre que quieras para llevar calma a tu mente.
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Adaptado de esta publicación.