En occidente, no le prestamos la debida importancia a la respiración.
De hecho la mayoría de las personas, respira de forma superficial, rápidamente, y de manera incompleta, aprovechando sólo una parte de su capacidad pulmonar.
Respirar bien es de suma importancia para conseguir un buen estado en nuestra unidad “cuerpo y mente”, y desde hace milenios los yoguis fueron aprendiendo y practicando diferentes formas de respirar, se dieron cuenta de cuanto influía en nuestro organismo y empezaron de forma empírica a entender el papel que ejerce sobre nosotros.
La respiración es la asimilación del prana en nuestro cuerpo. Es la forma que tenemos de alimentarnos del elemento más vital del mundo: el oxígeno.
Hay que tener en cuenta que una persona puede estar perfectamente dos semanas sin comer, sin beber dos días, pero sin respirar sólo unos pocos minutos.
La entrada de oxígeno nos ayuda a vivir, y si no se hace correctamente, sometemos al cuerpo a un estado de tensión.
El estrés produce una gran activación y desgaste del organismo. Una respiración adecuada nos ayuda a disminuir dicha activación, a recobrar el equilibrio y a manejar nuestras emociones. Cuando utilizamos la respiración como forma de relajación, y sobre todo en casos de ansiedad, es importante practicar, así no tendrás tanta dificultad para controlar la respiración en momentos difíciles de estrés, pánico y nerviosismo.
Pero la respiración no solo es beneficiosa por la entrada de oxígeno. Hay otros motivos por los cuales debemos practicar y realizar bien las respiraciones.
Veamos algunos:
- Una buena oxigenación nos aporta claridad mental, además de favorecer la concentración y ayudarnos a combatir el insomnio y las situaciones de estrés.
- El aire contiene moléculas con diferentes cargas electromágneticas. Una adecuada respiración neutraliza los protones, elementos capaces de incrementar hormonas que originan hiperactividad y depresión.
- Un aumento en la cantidad de sangre, debido a su mayor oxigenación en los pulmones. Esto favorece la eliminación de toxinas de todo el sistema.
- Eliminamos el dióxido de carbono que, si se acumulara en los tejidos, alteraría muchas funciones llevando a una intoxicación.
- A través de los movimientos de la diafragma durante los ejercicios de respiración profunda, los órganos abdominales – el estomago, el intestino, el hígado y el páncreas – reciben un masaje. Además, el movimiento de la parte superior de la diafragma le proporciona otro masaje al corazón. Estos masajes estimulan la circulación sanguínea en estos órganos.
- Aumenta la capacidad del cuerpo para dirigir y asimilar los alimentos. Los órganos digestivos, como el estómago, reciben mayor cantidad de oxígeno y, por lo tanto, su funcionamiento es más eficaz.
- Concentrarse en una respiración profunda hace que entremos más fácilmente en estado Alfa.
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Adaptado de esta publicación.